Como dos des conocidos
nos cruzamos al pasar
tanto daño nos hicimos
que no nos queremos ni hablar.
Tenemos que olvidar el pasado
y volvernos a encontrar
y olvidar los rencores.
Que nos hacían pasar
como dos des conocidos
sin siquiera una mira.
Si nos dejamos llevar
por el sentimiento del alma
seguro que llegaríamos
a ser, personas amadas.
Con un sentimiento mutuo
que nos nacería del corazón
y del alma.
Que nos llevaría al altar
para sellar nuestro amor
delante de la presencia,
de la presencia del Señor.
Que, el fuera testigo,
testigo de nuestro amor
y que el nos lo bendiga
para llevarnos bien.
Hasta el día de nuestra muerte
y que nunca, nos crucemos
como dos des conocidos.
Y que siempre guardemos,
guardemos, nuestro amor y cariño
al lado de nuestros hijos
y también de nuestros nietos.
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